sábado, 14 de febrero de 2015

La hora.

Había llegado la hora de llorar por todas esas promesas ahora muertas, había llegado el momento de sangrar por el motivo, el único motivo que tenía para hacerlo. Me dijo que no se iría, que se quedaría ahí, como todas las fotos, esas que ahora están guardadas bajo llave por que no tengo el valor de abrir la caja y romperlas a pedazos para luego quemarlas como él hizo conmigo. Lo había echado de menos, y lo sigo echando de menos. Seguiré echando de menos esa forma de quererme o esa forma de matarme a cosquillas para luego revivirme en sus versos. Había llegado la hora de echar de menos. La hora de llorar. O simplemente la hora de sobrevivir sin él.
Llegué a la conclusión de que me había roto cuando mire el jarrón de margaritas roto y me represente con el, para decir que algo que antes era bonito (a su manera), ahora se había sido roto sin querer. No me había dado cuenta de que estaba perdida hasta que llego la hora de buscarlo. Tantas horas y solo una acabó marcando mi vida. Había llegado la hora de desaparecer.

(y solo, tal vez, fuera para encontrarme con él.)

viernes, 6 de febrero de 2015

Precipitándome.

Me abrí en canal para ti, así como derrumbando tinta en un folio en blanco, acabé llorando todas las letras de tus cartas. Quizás parezca un poco precipitada pero esto, mi vida, es un pozo sin fondo, una caída sin final, pero tranquilo, puedes nadar entre mis lágrimas y construir un barco con todas las cartas, los poemas, los textos que escribí una vez para ti. Si la vida es injusta, yo tengo un montón de recuerdos que reclamar, que perdí y quise recuperar y ahora sin más, me los han borrado todos y me han apuñalado con cristal, ese que estaba en tus ojos. Me he callado todo lo que sentí acerca de ti, así como tu me decías que me querías, (y yo como la tonta que fui, creía que no había una segunda parte). Acabé sumergida en un montón de vasos y versos de hielo, para todos los moratones que tenía mi corazón después de la insufrible pelea que tuvo con mi alma, y es que acabé despellejando mi alma con las manos intentado no volver sentir todo el dolor que había acumulado.
Pude rendirme y romperme, pero una vez el dolor no era más que un nueve de diez.

sábado, 31 de enero de 2015

él y sus demonios.

Tenías que verlo,
sonriendo,
como un niño pequeño.
Y diciéndome que me quería,
y ahora,
todo eso,
es
solo
un simple recuerdo.

Tenía que haber hecho una foto de aquel día,
así recordaría,
sus pecas
y sus dos grandes ojos negros.

Sentía tanta impotencia,
al saber,
que él se iría,
que me quedé dormida,
agarrando su corazón 
con las manos,
quizás así
no se escaparía.

Pero me equivoqué
y ahora
que se fue
para protegerme,
pero fue en vano,
sus demonios,
me cogieron de la mano.

sábado, 24 de enero de 2015

Él era su musa y ella el escritor.

No sé si era miedo,
miedo a perdernos,
perdernos a nosotros,
nosotros o a todo,
todo lo que construimos,
construimos con nuestro amor,
amor del bueno,
bueno o del mejor,
(por que) mejor que nosotros,
nadie.

No había nadie,
nadie que supiese,
supiese que era sonreír,
sonreír con la sonrisa rota,
rota del amargo de tus recuerdos,
recuerdos que ahora quedaban empapados,
empapados de lágrimas,
lágrimas que un día
fueron,
ni más ni menos,
que
orgasmos.

''Me enamoré de la chica que escribía, de la que leía, de la que se sentía sola, siguen pasando los años al igual que los daños, ella sigue haciéndome personaje de sus poemas, sin saber que el amor que escribe es más real de lo que su imaginación puede llegar a creer.''

domingo, 4 de enero de 2015

Nuestra conjugación.

Pasado;

Ella fue su Roma,
él fue su Berlín,
ella fue su libro favorito,
él fue su escritor.

Presente;

Ella era su rosa,
y él las espinas,
ella era su colección de discos,
y él la mejor melodía.

Futuro;

Ella podía haber sido su escrito,
y él, cada una de las frases que lo compondrían,
ella podía haber sido su destino.
y él, cada uno de los viajes que habrían hecho de la mano.




jueves, 1 de enero de 2015

recuerdos llenos de balas.

Y como siempre
vengo por ti
por todo
lo
que
una
vez fue.

Quizás ya no puedo mirar atrás,
después de caer
y de perderte
me
creí
cupido
sin
saber lo que era de verdad el amor.

Te escribo,
sin saber,
-lamentablemente-
quién eres.

Ya que nunca,
me enseñaste,
nada más que tu exterior,
tu piel, tus ojos, tus labios.
Pero no me enseñaste,
tus pensamientos, tus demonios,
tu corazón  a medio romper.

Y cariño,
eso
es
lo
que
de verdad nos falló,
el amor a medio caducar.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

12 copas de cava.

1 copa por todos esos amores perdidos.
2 copas por todos mis amigos.
3 copas por todo lo que he perdido.
4 copas por el orgullo.
5 copas por mi vida.
6 copas por desaparecer.
7 copas por los besos fugaces.
8 copas por un año mejor.
9 copas por todo lo que he ganado.
10 copas por lo que he conseguido olvidar.
11 copas por lo que no he conseguido perder.
12 copas por nosotros.

Tantas copas como recuerdos.